La uva es uno de los productos más representativos y valiosos de la región Ica, siendo un pilar fundamental en la economía agrícola del país. Esta fruta ha logrado consolidarse como uno de los productos insignia de la agroexportación peruana, gracias a la excelente calidad y sabor que caracteriza a las variedades cultivadas en esta región. Con más del 50% de la producción nacional, Ica se erige como el principal productor de uvas de mesa en Perú, un sector que no solo sustenta a miles de familias, sino que también impulsa de manera significativa la economía local.
Un Pilar Económico: La Uva en Números
En Ica, aproximadamente 27 mil personas se dedican al cultivo de la uva, lo que refleja la importancia de esta actividad agrícola para la región. Además, la uva se ha consolidado como uno de los dos productos clave en la agroexportación peruana, especialmente en los últimos seis años, donde su presencia en los mercados internacionales ha crecido de manera constante. Según datos de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), en 2023, las exportaciones de uva generaron más de US$ 1.700 millones, siendo este el producto agrícola más exportado en el país, por encima de otros cultivos tradicionales como el café o los espárragos.
De esta cifra, casi US$ 1.000 millones provinieron de las exportaciones de uva desde Ica, consolidando a la región como un jugador clave en el mercado global. Este impacto económico positivo ha impulsado un aumento en las inversiones en el sector agrícola y la creación de nuevos empleos, lo que mejora la calidad de vida de las comunidades que dependen directamente de la agricultura.
El Desafío Climático: Un Retorno al Equilibrio
Sin embargo, a pesar de los logros alcanzados, la producción de uva en la región Ica enfrenta desafíos importantes. En lo que va del año 2024, se ha registrado una caída del 23.6% en la producción de uvas entre enero y octubre en comparación con el mismo período del año anterior. Esta caída ha afectado significativamente los meses de cosecha clave, como febrero y marzo, cuando la uva alcanzaba sus mejores rendimientos. El resultado ha sido una disminución en las exportaciones, que hasta octubre de 2024 se redujeron en un 13%, lo que implica una pérdida de aproximadamente US$ 70 millones en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Las causas de esta disminución se encuentran en las condiciones climáticas extremas, especialmente las altas temperaturas registradas durante todo el año. Según la Dirección Regional Agraria de Ica, estas olas de calor han provocado una deshidratación excesiva de los frutos y una transpiración acelerada, lo que ha afectado la calidad y cantidad de la producción. Este fenómeno climático no solo ha impactado a los grandes productores, que cuentan con tecnología avanzada para mitigar los efectos del calor, sino que ha golpeado principalmente a los pequeños y medianos productores, que carecen de los recursos y conocimientos técnicos necesarios para enfrentar tales desafíos.
El Futuro Prometedor: Recuperación y Crecimiento Sostenible
A pesar de los contratiempos sufridos en 2024, las perspectivas para la campaña 2024/2025 son más optimistas. La Asociación de Productores de Uva de Mesa del Perú (Provid) proyecta que la producción de uva superará los volúmenes alcanzados en la temporada anterior. Se espera que la región sur del país, que abarca Ica, Lima, Arequipa y Moquegua, exporte cerca de 41 millones de cajas de uva durante esta campaña, lo que representa una recuperación significativa para el sector. Este aumento proyectado es una señal clara de que la industria de la uva en Perú está tomando medidas para adaptarse a los desafíos climáticos y mejorar su productividad.
Sin embargo, para asegurar que esta recuperación sea sostenible a largo plazo, es necesario implementar un plan de contingencia para proteger la actividad agrícola frente a futuras condiciones climáticas adversas. Este plan debe incluir prácticas agrícolas resilientes, como el uso de tecnologías avanzadas para monitorear y gestionar el comportamiento de los suelos y las plantas ante cambios de temperatura. La infraestructura de riego también debe mejorarse, para asegurar que el agua llegue de manera eficiente a los cultivos, evitando pérdidas por evaporación y maximizando el aprovechamiento del recurso.
Tecnología y Capacitación: Claves para la Competitividad
Para que la producción de uva en Ica y en el resto del país mantenga su competitividad en el mercado internacional, es fundamental promover la adopción de tecnologías agrícolas avanzadas. Esto incluye el uso de sistemas de riego de última generación, el monitoreo satelital de los cultivos, y la implementación de prácticas agrícolas sostenibles que permitan a los productores enfrentar no solo las olas de calor, sino también otros retos como las plagas y las enfermedades.
Asimismo, la capacitación de los productores es esencial. Muchos pequeños y medianos agricultores carecen de conocimientos técnicos sobre la agricultura moderna y los métodos de cultivo que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático. Por ello, el fortalecimiento de las capacidades productivas de estos agricultores mediante programas de formación y asistencia técnica es un paso clave para asegurar la estabilidad del sector.
La uva es un motor económico vital para la región de Ica y para la economía peruana en general. Su importancia en las exportaciones agrícolas es incuestionable, y a pesar de los desafíos climáticos que enfrenta, el sector sigue demostrando su resiliencia y capacidad de adaptación. La implementación de medidas de protección frente a las condiciones adversas, la mejora en la infraestructura agrícola y la adopción de nuevas tecnologías son pasos fundamentales para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento futuro de esta industria clave. Con el esfuerzo conjunto de productores, autoridades y empresas del sector, la uva de Ica continuará siendo un referente mundial, y un motor de desarrollo para las generaciones venideras.