Conozca cuáles son los principales factores que dañan nuestra vista y cómo un chequeo anual puede advertirnos de sufrir alguna patología ocular.
Las enfermedades oculares pueden producirse en cualquier momento de la vida; sin embargo, dependiendo del rango de edad, algunas tienen mayor incidencia. Es así como en niños y adolescentes las principales afecciones son los problemas de refracción, las alergias y las infecciones. Mientras que a partir de los 40 o 50 años se desarrollan otras patologías, como la catarata, el glaucoma o la degeneración macular.
En los niños, los casos de refracción más comunes son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. Estas afecciones pueden aparecer en la primera infancia, por lo que es muy importante diagnosticarlas a tiempo. En algunos casos suelen ser la causa de ambliopía u ojo perezoso, patología que si no se trata antes de los 7 años puede prolongarse por toda la vida sin posibilidad de corrección. Por ello, es primordial que los padres estén atentos a cualquier señal que evidencie estos problemas, como dificultades para leer, escribir o mirar objetos lejanos, desviación ocular, lagrimeo, molestias con la luz o la frotación de los ojos.
Visión en los adultos
A partir de los 40 o 50 años aparecen otras enfermedades como la catarata, que es la opacidad del cristalino (lente interno del ojo) y el cual reduce la capacidad visual de una persona. Si bien se trata de un desgaste natural del lente ocular, la exposición a altos niveles de radiación solar puede acelerar su desarrollo. Con una operación rápida se recupera la visión por completo.
Otra afección común en este grupo de edad es el glaucoma, que se produce por un desequilibrio entre la producción y la eliminación del líquido que se encuentra dentro del ojo (humor acuoso), generando una mayor presión ocular y la pérdida de campo visual. No suele presentar síntomas hasta una etapa avanzada, por lo que se recomienda un chequeo anual de la presión del ojo a partir de los 40 años, con más razón si existen antecedentes familiares.
Por último, una enfermedad con mayor incidencia en la tercera edad es la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE). A partir de los 65 años pueden presentarse en el ojo pequeñas acumulaciones de residuos denominadas drusas que dañan la retina y la mácula, la cual permite leer y distinguir objetos y rostros. Si el daño es grave, el paciente solo tendría una visión periférica, pero sería incapaz de identificar detalles.
Según el Informe Mundial sobre la Visión publicado a fines de 2019 por la OMS, al menos 2200 millones de personas en el mundo tienen alguna deficiencia visual o ceguera. De estos casos, más de mil millones se podrían haber evitado o aún no han sido tratados.
Prevención y chequeo anual
La médica oftalmóloga del Hospital Rebagliati, Karin Arellano, señala que los factores que más dañan nuestra visión son la mala alimentación (falta de vitaminas), el ambiente contaminado (humo de los carros o aire acondicionado), la luz del sol, artificial o de los aparatos eléctricos, así como el paso de la edad.
A ello hay que agregarle que debido a la pandemia actualmente venimos haciendo un uso frecuente de los dispositivos electrónicos que tenemos en casa, en actividades como el teletrabajo, las clases virtuales, las compras online o el entretenimiento. “Los niños y adultos pasamos más horas frente a una pantalla ocasionando una fatiga visual que puede provocar ojos secos, visión borrosa, ardor, escozor, enrojecimiento, ojos llorosos o la sensación de tener arena o un cuerpo extraño en la superficie”, explica.
Frente a esta nueva realidad, Arellano brinda estas recomendaciones para cuidar nuestra visión y prevenir enfermedades oculares:
1. Revisión médica: todas las personas debemos realizar una visita oftalmológica de rutina anual, desde los 3 años. Si se tuviera alguna patología, dos veces al año o según lo indique su doctor.
2. Uso de lentes: revisar si ve bien con ambos ojos o si es necesario el uso de lentes. En caso ya use uno, se recomienda un cambio cada dos o tres años.
3. Lubricación ocular: con el uso frecuente de dispositivos las personas no parpadean y se reseca mucho la vista. También la polución o el aire acondicionado pueden ocasionar el ojo seco. Para ello, se recomienda el uso de lágrimas artificiales y evitar cualquier alteración ocular.
4. Protección: cuidar los ojos del sol con el uso de lentes que cuenten con protección UV para no dañar la retina, la mácula o el cristalino, que pueden generar catarata u ojo rojo.
5. Buenos hábitos: una alimentación saludable rica en antioxidantes, como verduras verdes (espinaca, brócoli), no fumar y dormir lo suficiente para no alterar la superficie ocular.
La especialista también sugiere una distancia prudente frente a las pantallas de los dispositivos, como 30 cm para el celular, 40 cm en caso de la tablet o 50 cm si usa laptop o PC. Asimismo, no olvidar la regla del 20-20-20. “Cada 20 minutos que se está frente al computador se debe parar 20 segundos para realizar un descanso. En este tiempo hay que mirar lo más lejos que se pueda u objetos que estén distantes para que el ojo descanse”, comenta.
Patología de la pandemia
A veces, por el uso de las mascarillas, el aire caliente de la boca regresa a la zona de la vista, contaminando los ojos y párpados, lo que causa infecciones como la conjuntivitis, blefaritis (inflamaciones de los párpados) o los orzuelos. “Se ven más casos porque estos se empiezan a obstruir y se inflaman. Se recomienda cerrar correctamente la mascarilla para evitar que el vapor caliente suba y lavarnos las manos y la cara de forma constante”, explica Arellano.